
ómprenme este Piñonate, cómprenmelo qué rico está. A San Juan me voy, a comprar mi Piñonate. Así lo dice la letra de la canción, ese folklore margariteño que encierra y expresa en su melodía el trabajo laborioso de hombres y mujeres de esta tierra, por preservar y presentar un dulce, una creación artesanal con sello margariteño.
San Juan Bautista, capital del municipio Díaz, en el estado Nueva Esparta, pero más específicamente en Fuentidueño, poblaciones que durante décadas han mantenido esa tradición de realizar, vender y exhibir, este dulce a base de lechosa verde, que combinados con la canela, clavos de especie y envuelto en el cachipo,-corteza de plátano seca- le dan un toque muy especial, muy original a esta creación, que es parte de la esencia de nuestra gente.
Regalar el piñonate, compartirlo, llevarlo como un recuerdo del viaje, de la visita a la Isla de Margarita, es parte de ese detalle, de esa garantía que se vino, se disfrutó y se llevó esa esencia del pueblo, de nuestros antepasados, expresados en el esfuerzo, en la realización de tan típico dulce. El cual también ha sido objeto de ferias y melodías.
Ingredientes necesarios para su elaboración:
- Azúcar
- Papelón
- Lechosa verde
- Canela
- Clavos de especie
- Concha de naranja
- Piña
Preparación:

Primero se deja la lechosa verde tres o cuatro días para que suelte toda la leche, una vez que esta lista se quita la piel y las semillas, se raya la pulpa. Esta pulpa rallada toma el nombre de "corcha" y se meten en sacos con huecos para que bote toda la leche, después se cocina con el melao de papelón derretido.
El caldero es montado en las hornillas que se hacen generalmente con un tamaño mayor al que conocemos de una cocina convencional, en el patio o solar de la casa para tener una candela bien fuerte. Allí se bate y se mezcla a unas 4 horas aproximadamente hasta llegar al punto deseado.
Se baja el caldero al suelo y se sigue mezclando por 2 horas más hasta que enfrié, para vaciarlo con una totuma y extender sobre una mesa y continuar paleteando hasta que endurezca, picarlo en capas ó rectángulos, para finalmente envolver en el cachipo (hojas de la corteza de plátano seca). A veces se le añade naranja, o piña rallada para variar su sabor.
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