La
imagen arribó al pueblo el 22 de septiembre de 1900, a bordo de la
balandra
"La
Enriqueta", enviada por el español Don Juan de Dios Matos,
por solicitud de Juana Gregoria Gómez de Campos.
El
24 de septiembre es una fecha de júblio para los habitantes de Punta de
Piedras, y del municipio Tubores en general, por cuanto este día
celebran el día de Nuestra Señora de Las Mercedes, sin duda una de las
más sublimes y hermosas advocaciones de la Virgen María.
Luis
Felipe Narváez, vecino del sector y quien tiene un dominio excelente de
la historia del pueblo, cuenta que por el año 1880 un matrimonio joven
formado por Severo Campos Lárez y Juana Gregoria Gómez de Campos,
residenciados en Punta de Piedras, de sólidas bases cristinas, se
preocuparon por enseñar la oración.
En
aquellos tiempos, según relato de la ya fallecida matrona Carmen
Salazar de Gómez, descendiente directa de los nombrados, era placentero
ver desfilar hasta la casa de Juana Gregoria a los hombres y mujeres del
poblado para rezar el rosario a la Santísima Virgen, que encomendaba a
Nuestra Señora de Las Mercedes, por quien desde pequeña sintió
especial veneración, hasta que un día, por su propia iniciativa fundó
su hermandad.
Hacia
el año 1890 Don Juan de Dios Matos, de nacionalidad española, llegó a
Punta de Piedras con el propósito de comprar perlas y al llegar al
hogar de los esposos Campos Gómez se emocionó al encontrarse con la
devoción hacia la Virgen de Las Mercedes, que también era venerada en
su pueblo natal, Barcelona de España, y aprovechando esa emoción la
dueña de la casa le expuso la inquietud de contar con una imagen para
celebrarle su día a la Virgen.
Ocho
años después, en 1898, el español volvió, trayendo consigo un cuadro
con la imagen de la Virgen, que aún existe en la iglesia parroquial,
celebrándose entonces sus primeras festividades y hasta la sacaron en
procesión. Pero, según cuenta Luis Felipe Narváez, Doña Juana
Gregoria le expuso a Matos que ella deseaba contar más bien con una
efigie de busto y él prometió enviársela desde España.
“Fue
así como un 14 de septiembre, la balandra “La Enriqueta”, propiedad
de Juan Salazar Fernández, se hace a la mar, capitaneada por Narciso
Salazar, y en el Puerto de La Guaira le fue entregado de manos del capitán
de una fragata española una caja, conteniendo el divino encargo”,
refiere Narváez.
Un
22 de septiembre de 1900, Doña Juana Gregoria, confundida con la gente
del pueblo, que se había dado cita a lo largo de toda la plaza de Punta
de Piedras, avistaba las velas de la balandra “La Enriqueta”, que
volvía con su carga dorada, acompañada de dos Niños Jesús.
Lo
primero que hizo Doña Juana Gregoria fue comprarle un bello traje a la
Virgen, construirle su nicho, obsequiarle un anillo con una perla
natural de mucho valor e invitar al obispo de La Asunción para
bendecirla y participar en la festividad. “De esta forma quedó
introducida la devoción a Nuestra Señora de Las Mercedes en nuestro
pueblo, habiéndola tomado desde entonces como su patrona celestial”.
En
Punta de Piedras la parroquia lleva el nombre de San Simón Apóstol,
también llamado “El Zelote”, quizás para distinguirlo de Pedro,
quien también en un principio se llamaba Simón, pero el pueblo celebra
con júbilo el 24 de septiembre como el Día de Nuestra Señora de Las
Mercedes.
“Al
hablar de nuestra Virgen la emoción nos invade interiormente. La
conocemos desde siempre y sabemos lo que a ella le atañe. Todos los años
cambia de gala, donada por alguien, en agradecimiento por un favor
recibido”, indica Luis Felipe Narváez, señalando que los pescadores
y todo el pueblo se preparan para celebrar el acontecimiento luciendo
sus mejores atuendos.
Resaltó
que se recuerdan las fiestas gratas propiciadas por las buenas caladas o
pescas, pero también se rememora con rabia y malestar los dos robos
cometidos a la imagen, el primero, cuando le trozaron el dedo donde
lucia su sortija de perlas, obsequiado por Doña Juana Gregoria, y el
segundo, cuando le sustrajeron su hermosa corona de oro. “Han pasado
los años y hasta el presente estos sucesos se convirtieron en un
misterio, pues nunca se supo quienes fueron los autores de esas malvadas
acciones”, expresa Narváez.
Son
innumerables los milagros concedidos a sus feligreses y tanto en los
nativos de Punta de Piedras, como de todo el municipio Tubores, está
incólume ese sentimiento hacia la Virgen de Las Mercedes, el cual va
transmitiéndose de generación en generación, iluminado con la bendición
de Dios.
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