No
todo el mundo conoce los grandes beneficios que son capaces de
prodigar los manglares. Para muchos se trata de un árbol muy
resistente, cuya madera sirve para construcción, también se
utiliza para confeccionar trompos y tiene la particularidad de que
no se pudre fácilmente; pero detrás de eso, hay otras grandes
cualidades del mangle. Desafortunadamente los organismos
encargados de preservar, cuidar y mantener este importante recurso
natural, muy poco hacen para preservarlo de la "culturización".
Sobre
el mangle Federico Pannier apunta lo siguiente: "El mangle
ofrece a la vida de los animales una serie de microambientes
particulares que se extienden desde el estrato formado por las
copas de los árboles, de características eminentemente
terrestres, hasta la superficie del suelo como característica
semiterrestres así como también el ambiente acuático de las
ensenadas".
A
pesar de estos importantes conceptos, y de la gran utilidad que
ofrece el mangle, ya que se puede utilizar incluso para la
industria del cuero, se le da poca importancia, tanto es así, que
es lastimoso ver como van desapareciendo los mangles en sitios
como la laguna de Raya, Las Marites, El Morro de Porlamar, y hasta
en La Restinga, donde existen cuatro variedades.
Lo
que hasta hace pocos años eran grandes vegetaciones de mangles,
hoy son simples salinas, olvidándose de que los manglares forman
parte del paisajismo.
Ya
una vez se hizo un intento en la laguna del Morro de Porlamar a
cargo de estudiantes de la UDO para la reforestación y arborización
de las playas de Margarita y Coche, pero esa campaña se suspendió.
Ahora sería el momento para reponer los manglares secos.
Mientras
nosotros no cuidamos los mangles que tenemos en pié, en otros países
de la cuenca del Caribe como Puerto Rico, se les protege para el
cultivo de ostras, camarones, langostas, lisas y cangrejas.
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